30 noviembre 2016

10k Johnny B Good



CRONICA DE UNA CARRERA. 27/11/2016 

Por Ricardo Peralta

Es domingo y nos volvemos a levantar bien temprano. Son las siete de la mañana y con bastante pereza comenzamos con el ritual que implica una nueva carrera. No hay muchas ganas, no hay ansiedad por correr, pero sí el convencimiento que tenemos que encarar un nuevo desafío. Esta vez, los 10k de la maratón Johnny B Good, en su segunda edición.

No terminamos de desayunar con mi mujer cuando nuestro entrenador, Franco Pérez (que a las postres saldría tercero en la clasificación general) nos pregunta si ya estamos llegando! Aceleramos los preparativos y partimos. La mañana está nublada y el clima raro. Quizás hasta llueva. Sin decir nada guardo una campera y un paraguas en la mochi, por si las moscas.

La largada es en la zona de Puerto Norte, el complejo que entremezcla nuevos y viejos edificios, junto al majestuoso Paraná, que le dan otra jerarquía a la zona y urbaniza un sector que había sido olvidado durante años. Llegamos media hora antes. Franco ya estaba calentando como un montón de gente más entre los cuales veo caras ya conocidas, están Meneguzzi, Crobat, Gorosito padre e hijo; más allá la cruzo a Andrea Lazzarini, que ganaría la categoría mujeres. Dejamos la mochila en una de las carpas de los grupos y a empezar a calentar.

A las nueve en punto se larga. Lindas remeras. Saludo a mi mujer que también corre y ahora sí arranco con ganas. El equipo de sonido nos hace escuchar a Chuck Berry tocando su famoso tema y me levanta las endorfinas. Yo estoy un poco desorientado con el recorrido, creo que miré el mapa al revés en los días previos y me sorprendo al largar hacia el norte. En fin, sigo a la multitud, pero a los cien metros aparece el primer retome y volvemos hacia el Monumento! Ok, sigamos a la manada para no perdernos! Comienza el recorrido de ida cuando en otras carreras casi es siempre es el de vuelta. Corro con ritmo. Creo que voy muy rápido, me voy a cansar enseguida, pienso. En el barquito me cruzo con una banda tocando en vivo un tema de los Stones! Nos saludamos con el cantante de Vicio y empiezo a pensar que la estamos pasando muy bien en esta carrera.

Paso algunos corredores y al llegar a Oroño giramos hacia la derecha y me desoriento mal! Es que hay alguien, un banderillero, supongo,  está gritando para dirigir a los corredores de 10k y 4k  y me hace dudar el camino a seguir. Empiezo a mirar hacia todos lados para ver qué hace el resto de la gente. Cómo no entiendo nada le pregunto a alguien que tenía corriendo al lado, pero el tipo lleva auriculares y me mira con cara de no comprender lo que le estoy diciendo. Me doy vuelta pregunto al de atrás, y ahí el tipo me aclara el panorama. Vamos bien, sigamos.

Kilometro tres. Volvemos a la avenida de la costa y bajamos hacia el sur. El camino es conocido pero se me hace largo, muy largo. Corremos y corremos y no aparece el retome de vuelta. Ahora sí me siento cansado y todavía es la ida. Me doy cuenta que estoy pensando mucho en cuándo y dónde es el retome para volver y empiezo a rezar. Es un recurso que tengo cuando me empieza a aparecer un muro o un dolor en medio de la carrera, rezo. A mí me sirve para enfocar la mente en otra cosa, y dejar el bajón atrás. 

Cuando empieza a asomarse el Monumento entre los árboles de la Avenida Belgrano aparece por fin el giro de retorno. Y justo ahí, en ese momento, una banda empieza a tocar el tema de Rocky!!(Gonna Fly now de Bill Conti) Eso es una inyección de adrenalina para cualquier corredor. Levanto los brazos al llegar al lado de la banda. Veo que varios se ríen. No me importa, sé que no habrá otro momento como este en otra carrera, con la música perfecta para nuestras ganas.

Ya vamos por el kilometro siete y varios empiezan a preguntar cuánto falta. De pronto un corredor se me acerca y me pregunta si pasaremos por la Estación Fluvial. Es de Baradero me cuenta, profesor de yoga  y corredor autodidacta. Le explico que la estación queda para el otro lado justo cuando entramos al túnel Celedonio Escalada y la música de una DJ nos interrumpe la conversación. Lo dejo atrás al corredor turista y encaro el último tramo de la carrera, acelerando un poquito, sacando el resto para los últimos dos mil metros.

Kilometro diez. La llegada es tranquila, con algunos compañeros de carrera por delante y por atrás. Apago el cronómetro y ahí veo que mi tiempo fue de 44´10”. Mi segunda mejor marca del año para un 10k. La sensación inicial de que había salido muy rápido se confirma en los números. Corrí rápido y me cansé. En la línea de llegada me espera mi mujer para contarme cómo le fue en sus 4k. Resultó una buena carrera para ambos.

Llegan más corredores y mientras tanto cambio de rol. De runner a periodista. Empiezo a hacer las notas a los ganadores para Rosario Running,  y sacamos fotos mientras lucimos la medalla. Comienza la premiación mientras la gente empieza a irse por la Calle Recretiva. El sol ya está a pleno en la mañana rosarina. Otra carrera, otro reto superado. Palo y a la bolsa. Mañana es feriado y se extiende el fin de semana, luego vendrá el regenerativo de cara a otra semana de entrenamientos.