Un fin de semana histórico para el atletismo mundial.
El atleta jamaicano Usain Bolt se ha 
convertido en el primer velocista capaz de colgarse el oro durante tres 
Juegos Olímpicos consecutivos con 9.81 en la prueba de 100 metros.
El sudafricano Wayde Van Niekerk, 
por su parte ha sorprendido al mundo batiendo el récord mundial de 400 metros que
 Michael Johnson atesoraba desde el siglo XX.
En
 el Estadio Olímpico de Río de Janeiro, todas las miradas volvían a 
centrarse en Bolt, quien a punto de cumplir 30 años quería reafirmarse 
en el trono de la velocidad mundial, ese al que subió hace ocho años en 
Pekín.
Y lo logró, elevando su mito por encima 
del de Carl Lewis, el otro atleta que había conquistado el hectómetro en
 dos Juegos Olímpicos consecutivos (Los Ángeles'84 y Seúl'88). 
Para lograrlo, ni siquiera necesitó rendir
 cerca de sus mejores marcas, este astronómico récord mundial que 
registró en Berlín 2009 (9.58) ni la plusmarca olímpica de Londres 
(9.63), aunque sí tuvo que pelear ante un Justin Gatlin que empezó 
dominando y que se tuvo que conformar con la plata, a ocho centésimas 
del ganador. El bronce fue para el canadiense Andre De Grasse por 
delante del gran derrotado, Yohan Blake.
Acostumbrado a acaparar toda la atención 
cada vez que sale al tartán, Bolt esta vez se vio obligado a compartir 
protagonismo con Wayde Van Niekerk, quien destrozó uno de los récords 
mundiales más añejos del atletismo. En los 400 metros, la prueba de la 
vuelta al estadio, marcó 43.08, 15 centésimas menos que el tiempo 
registrado por Michael Johnson en el Mundial de Sevilla'99.
A sus 24 años, el atleta de Ciudad del 
Cabo partía como uno de los favoritos después de proclamarse campeón 
mundial en Pekín y dominó con firmeza la final. Por 
ello no sorprendió su medalla de oro, pero el asombro fue generalizado 
cuando se confirmó su registro. Los dos últimos campeones olímpicos, 
Kirani James y LaShawn Merritt, solo podían pelear por la plata a una 
distancia sideral del nuevo rey absoluto del 400.