Ghirmay Ghebreslassie, un eritreo de 19 años que corría por tercera vez un maratón, protagonizó la primera sorpresa de los Mundiales de atletismo de Pekín al colgarse la medalla de oro con un tiempo de 2h12:27 en la jornada inaugural. Dirigido técnicamente por el español Jerónimo Bravo, el joven eritreo desafió a todos los favoritos en los últimos diez kilómetros y no encontró respuesta.
El etíope Yermane Tsegay, que llegó a ponerse a su altura a 4 km del final, hubo de conformarse con la medalla de plata (2h13:07), seguido del ugandés Solomon Mutai (2h13:29).
El ugandés Stephen Kiprotich, campeón mundial y olímpico, y el keniano Dennis Kimetto, plusmarquista mundial, partían como favoritos entre los 68 corredores que a las 7.35 horas, con 21 grados en el termómetro y un 78 por ciento de humedad, tomaron la salida en la prueba que entregaba las primeras medallas.
Sobre el papel, Kenia, que con Kimetto, Wilson Kipsang y Mark Korir podía conseguir un triplete, si sujetaba a Kiprotich y a un conjunto etíope encabezado por el subcampeón mundial, Lelisa Desisa, dos veces ganador en Boston.
Uno de los 10.000 corredores populares desconocidos que compartían salida con la elite para recorrer los 10 primeros kilómetros se permitió el gran lujo de aguantar en cabeza durante catorce minutos, su momento de gloria, hasta que el etíope Yemane Tsegay y su excompatriota el bahrainí Shumi Dechasa se decidieron a tirar un poco. Pasaron por el km 5 en 16:06, a 3:13 el mil.
Los etíopes seguían más activos que los kenianos cuando se cubrieron los 10 km en 31:51.
Cumplidos 50 minutos de carrera Dechasa y Tsegay -segundo en Boston- hicieron el primer movimiento serio, al que ya tuvieron que responder los kenianos. La cabeza se redujo a once, entre ellos los italianos Daniele Meucci -campeón de Europa- y el veterano Ruggero Pertile, de 41 años. El termómetro había subido cinco grados.
Con los dos italianos al frente, el primer grupo cubrió el medio maratón en 1h06:55. Pertile y Meucci, en busca de la quinta medalla italiana en esta prueba, abrieron un pequeño hueco, apenas seis segundos al paso por el km 25 en 1h19:16.
Las restricciones de tráfico y la clausura provisional de fábricas contaminantes consiguieron disipar la polución. El cielo lucía terso y la atmósfera limpia cuando, camino del estadio de El Nido, los atletas pasaban por lugares tan conocidos como el Templo del Cielo o la plaza de Tiananmen.
Tsepo Ramonene, un corredor de Lesoto con marca personal inexpresiva (2h16:21), escapó poco antes del km 30, que pasó en 1:35.02 y abrió una brecha de 100 metros. Los favoritos ni se inmutaron, pero hizo daño.
Minutos después, el eritreo Ghirmay Ghebreslassie, de solo 19 años, que el año pasado hizo un trabajo impecable como liebre del maratón de Chicago (2h04 hasta el km 35) y luego acabó sexto la prueba, su primer maratón, en 2h09:08, alcanzó y dejó atrás al escapado. Por detrás se le unió Tsegay, que miraba hacia atrás en busca del ugandés Solomon Mutai.
Y cuando todo parecía indicar que un experimentado etíope daría buena cuenta de un júnior eritreo, Ghebreslassie dobló su apuesta, hizo un parcial de 15:02 en cinco kilómetros y se fue solo en busca de la victoria.